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Introducción

  Desde la antiguedad, la ciudad de Roma fue referente de la arquitectura y el espacio urbano. Comenzando por el Imperio Romano, la ciudad estaba organizada política, militar y culturalmente mediante los foros, donde se encontraban grandes monumentos y templos en los que los habitantes se reunían. Sin embargo, con la caída del Imperio y luego de un largo periodo de transformación, Roma paso de ser una ciudad capital política para convertirse en una ciudad espiritual del catolicismo.

  Entre los siglos XVI y XVII Roma fue escenario de una de las transformaciones urbanas en el que la iglesia católica tomó protagonismo, dando lugar a lo que se conoce como Contrarreforma. Esta se encuentra acompañada por uno de los eventos, como el Concilio de Trento que propone ciertas consignas que implica que la arquitectura sufra una modificación hacia lo que llamamos barroco. El Papa Sixto v fue el principal

encargado de estas obras, junto con el arquitecto Domenico Fontana emprendieron una serie de intervenciones de gran escala de manera tal que se logre fusionar el simbolismo, la funcionalidad y a su vez la propaganda religiosa. Uno de los objetivos principales fue favorecer el recorrido de aquellos peregrinos que se acercaban a las festividades. De esta manera las principales vias pasaron a reinterpretarse como la nueva “Jerusalén”, ya que, el paisaje dado por los monumentos brinda esa sensación trascendental. 

  En este trabajo proponemos un enfoque que busca reflejar y explorar las diferentes formas en que se estructura y se vive la ciudad, asi como las visuales que la componen. Para ello, decidimos plantear un mosaico narrativo que recorre, a través de una lectura de izquierda a derecha, diversas escalas de análisis, desde lo micro a lo macro, mediante el paso de las imágenes.

  Comenzamos por la estructura, mostrando cómo se construye y se ve atravesada la arquitectura de la época, es decir, como se ordenaban los edificios y que sentido tenían, Luego, nos adentramos en el fragmento, desde una perspectiva interna, para poder enfatizar y poner en valor la vivencia y el habitar. Nos interesa pensar ese recorte desde una mirada mas personal: cómo se vivía, cómo se sentía ese espacio y como se percibía en la cotidianeidad. A partir de ahí, vamos expandiendo estas lógicas al tramado de la ciudad observando sus calles; cómo están diseñadas, dónde y cómo rematan, la conexión con los alrededores, sus usos, entre otros. Por último, observamos el todo, la ciudad, donde analizamos su entorno urbano, los recorridos, la relación entre los distintos espacios, los modos de usarlos y atravesarlos y las vivencias cotidianas que completan el sentido de la ciudad habitada. 

  En definitiva, a la hora de elaborar la investigacion nos cuestionamos: 

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¿De que manera el urbanismo de la Roma barroca influye en las emociones y percepciones de los peregrinos?

¿Qué lugar ocupa el habitante dentro de esta gran puesta en escena urbana? ¿ocupa el papel del espectador o del protagonista?

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